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¡ Caramba !

Es una estampa clásica. Una calle es recorrida por las piernas, los nervios y los ojos inquietos de una señorita de figura atractiva, corte de pelo a lo garçon, elegancia innata y deslumbrante sofisticación, digamos que con unos vientos a lo Jean Seberg, que parece dedicarse, no sin cierto desasosiego, a la caza y captura de algún bien recientemente extraviado. Lo poco fructífero de su batida callejera acaba conduciéndola a reclamar la ayuda de un recio caballero, digamos que con un porte similar a Jean-Paul Belmondo, que se encuentra contemplando la escena con cierta curiosidad. La chica se acerca tímida pero apresuradamente, le roza de manera temblorosa y con un hilillo de voz y sus ojos aún saltando por algún punto incierto de las calles, le pregunta anhelante en un susurro trémulo :
—Perdone, ¿ha visto a Mistetas?
Ahí estaba. El núcleo primigenio del humor por tradición oral. Una estampa clásica. El chiste del perro Mistetas. Una de las cosas que con más rapidez, gracias a millones de bocas y orejas, se ha transmitido en este país generación tras generación junto a aquello que propició que Ricky Martin no saliera del armario hasta estar convencido de que la mayonesa, la chavala liberal e Isabel Gemio ya se habían ido. Mistetas. El humor burdo o la piedra filosofal de la coña. No representaba solamente a una mujer con una percepción de la realidad difusa a la hora de tener que bautizar a sus mascotas, era algo más. Era un francés, un inglés y un español entrando a un bar para narrarte las desventuras escolares de un infante llamado Jaimito. Era Paca poniéndose medieval con un enchufe detrás de un telón. Era gente de Lepe llamando por teléfono para contactar con Consuelos y Conchitas. Eran clásicos ignorados, la mecánica del humor hablado más vilipendiada. Manuel Bartual y Alba Diethelm decidieron hacer justicia a todo esta cultura popular del humor y en Junio del 2011 salía a la venta vía web una locura editorial : el fanzine-tebeo ¡ Caramba ! un compendio, con intrigante promo previa en forma de ensalada de caras conocidas, que en un centenar de páginas aglutinaba a 30 autores vertiendo y pervirtiendo el chiste primigenio. Tirada de 333 copias numeradas y agotadas por la voracidad de los lectores de manera fulminante.

Noticia completa (Jot Down).

Ilustración : ¡ Caramba !.