Jacques Mesrine

Cuando Jacques Mesrine comenzó a escribir su autobiografía sabía que estaba cavando su propia tumba. Lo que contara seguramente le condenaría al paredón o a pasar el resto de sus días en la cárcel. Aún así, dedicó uno de sus encierros en la prisión parisina de La Santé a redactar las primeras cuatro décadas de su vida y lo hizo sin escatimar detalles. Asaltos, asesinatos, palizas, ajustes de cuentas, engaños, fugas imposibles o emboscadas aparecen en sus páginas con la naturalidad con la que se narra una novela de aventuras. Quien fuera considerado como enemigo público número uno en Francia y Canadá en la década de 1970 confirmaba con este libro que aspiraba a algo más que a ser un gánster respetado en los bajos fondos. Él quería humanizar su figura, ser considerado un rebelde con causa, un renegado de la sociedad que se venga de ella por haberle arrastrado a la marginalidad. Como suele ocurrir con algunos de los más destacados miembros del hampa, con el tiempo Mesrine se convirtió en una especie de icono pop gracias al amplio espacio del que sus tropelías gozaron en los periódicos e incluso llegó a ser ovacionado a la entrada de uno de sus juicios por devotos y admiradores. Una vez más, se dio la paradoja del criminal que trasciende al crimen. Jacques Mesrine (1936-1979) lo tenía todo para liderar de forma eficiente una organización criminal. Era astuto, temerario, rudo, inteligente y violento. Siempre fue fiel a sus amigos y nunca se apiadó de sus enemigos. Tuvo a decenas de policías tras sus talones y supo evadirse durante largos periodos de tiempo con una sorprendente pericia. Protagonizó fugas espectaculares de prisiones herméticas y salió airoso de emboscadas de las que escapar vivo o libre era todo un reto. Como reconoció en su sorprendente autobiografía L’instinct de mort (publicada en España bajo el título Instinto de muerte, Editorial Pepitas de Calabaza), la experiencia hizo que perdiera el miedo a las consecuencias de sus actos y los realizaba con una pasmosa naturalidad, con la facilidad de un auténtico virtuoso del hampa.

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Foto : Wikimedia Commons.