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Johnny Ryan – Pudridero

Para hablar de la última obra publicada por Entrecomics Comics y Fulgencio Pimentel en esta reseña me he decidido por un inicio clásico — y algo rancio, probablemente — acudiendo a la RAE. Para consultar la definición del término empleado en el título de la misma, quiero decir, que nos facilita una primera acepción entendida como el sitio o lugar en que se pone algo para que se pudra o corrompa. Porque eso es exactamente Pudridero. Titulada en el original como Prison Pit, la historia comienza con la llegada del protagonista, Carantigua, al lugar en el que se desarrolla la acción, arrojado allí por sus carceleros. No sabemos por qué ha sido capturado, ni quién es, ni qué es esa versión del carcelario yermo australiano entre planetario y futurista al que lo han enviado, que tanto podría ser una Esfera de Dyson para criminales como el puñetero infierno, sin más. Solo sabemos que tendrá que arreglárselas para sobrevivir en un entorno abiertamente hostil. A caballo entre la espectacularidad de la lucha libre mexicana y las maniobras fantásticas del manga de acción más gore, Johnny Ryan lleva al fornido y salvaje protagonista de su obra al enfrentamiento visceral con diversos enemigos — otros presos, si no nativos del lugar — con inspiraciones visuales sobre la monstruosidad que abarcarán diversas mitologías, desde la griega a la lovecraftiana, y referentes más contemporáneos, comerciales y populares como la juguetería de monigotes articulados de los ochenta del estilo de los Masters del Universo. Toda esa monumental refriega se saldará a base de hostias a rodabrazo, pero también a través de un surtido arsenal escatológico. Como leen : los movimientos y combos letales de los contendientes se desarrollan a través del uso creativo y sobrenatural de toda una variedad de fluidos corporales y casquería, elementos clave para obtener la victoria.

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