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Manuel Chaves Nogales

Manuel Chaves Nogales

Hace veinticinco años, apenas algunos taurinos lectores y bien pocos intelectuales eran capaces de trabar tres frases seguidas sobre Manuel Chaves Nogales. Ese cerco a la memoria del autor de una de las más sólidas obras del periodismo español se ha venido resquebrajando de un tiempo a esta parte. Trapiello, Muñoz Molina, César Antonio Molina, Pericay, Azúa, Marías, Pérez-Reverte, Martínez Reverte, Espada… La generación nacida tras una larga posguerra civil abanderó la recuperación de un nombre que sus padres habían silenciado, o sepultado, o ignorado, o preterido durante sesenta años. El rescoldo de su memoria permaneció agazapado durante todo el franquismo, la Transición, los primeros gobiernos socialistas y los de las burbujas populares. Pero allí, en el tendido alto de sombra, seguía, con su pelo crespo sobre unos ojos verdes y vivaces, esperando paciente su momento, Manuel Chaves Nogales. « Y de pronto encontramos que en España la democracia ha madurado, los jóvenes no son tan violentos ni tan difíciles como eran en aquellos años, la gente vive mejor, tiene más oportunidades y la cosa se ha suavizado… Y de pronto ha prendido la llamita. La llama estaba ahí y ha prendido porque la situación era propicia. Yo creo que eso es lo que ha ocurrido. » Ese Yo lo apuntalan los robustos noventa años de Pilar Chaves Jones, la mayor y única hija viva de Manuel Chaves Nogales. Los colaboradores necesarios han sido Javier Pradera y Alianza Editorial, Abelardo Linares y Renacimiento, Las armas y las letras de Andrés Trapiello, Luis Solano y Libros del Asteroide, Alberto Marina, Maribel Cintas y la Diputación de Sevilla, Almuzara, Espasa… Pero Chaves Nogales seguía preso de cierta élite lectora. En las facultades de periodismo y en los clubes de lectura era extraño escuchar sus apellidos, sus títulos, sus protagonistas o sus escenarios. Desde el año 20 hasta el 44. Desde las últimas guerras coloniales hasta las vísperas de Normandía. Sevilla, Ifni, Casas Viejas, Berlín, Asturias, Madrid, Valencia, Barcelona, París, Londres… Había caminado y contado toda Europa, desde los arrabales del sur campesino hasta los palacios gobernantes. Pero seguía encerrado en el segundo círculo hecho de tinta negra sobre papel blanco.

Noticia completa (Jot Down).

Foto : Manuelchavesnogales.info.